viernes, 25 de marzo de 2011

ROMANTICISMO: Delacroix; Goya; Friedrich; Géricault

Movimiento que surge a principios del siglo XIX, en reacción contra el espíritu racional e hipercrítico de la Ilustración y el Clacisismo.
Con respecto a su temática, se ve reflejada en paisajes, animales salvajes y domésticos, la pintura costumbrista, la magia y la superstición.
Vemos como favorece la supremacía del sentimiento, la tendencia nacionalista, el liberalismo, la originalidad y la creatividad frente a lo tradicional y la imitación. La figura pretende ser realista. No evitan mostrar el sufrimiento, la deformidad o la muerte. Se observa un predominio del óleo; se desarrollo la acuarela y el grabado.
El estilo vital de los autores románticos despreciaba el materialismo burgués y preconizaba el amor libre y el liberalismo en política, aunque hubo también un Romanticismo reaccionario, representado por Chateaubriand, que preconizaba la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media. El idealismo extremo y exagerado que se buscaba en todo el Romanticismo encontraba con frecuencia un violento choque con la realidad miserable y materialista, lo que causaba con frecuencia que el romántico acabara con su propia vida mediante el suicidio. La mayoría de los románticos murieron jóvenes. Los románticos amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino.

Un autor representativo de este movimiento es Eugène Delacroix (Charenton-Saint-Maurice, Francia, 1798-París, 1863):
Aunque nacido en el seno de una familia formada por Charles Delacroix, político de profesión, y Victoire Oeben, que pertenecía a una familia de artesanos y dibujantes, se da prácticamente por seguro que su padre fue Talleyrand, un diplomático amigo de la familia. Se formó en el estudio de Pierre Guérin, pero debe sus rasgos estilísticos a Géricault y Gros, coetáneos a los que admiró, y también a Rubens y los venecianos. Fue también un gran admirador de la pintura inglesa.
En 1822 presentó por primera vez una obra en el Salón, La barca de Dante, y en 1824 compareció de nuevo en el certamen con La matanza de Quíos, cuadros ambos que fueron adquiridos por el Estado francés, a pesar de la fuerte polémica que provocaron. El pintor se inclina en estas primeras obras por temas que le permiten expresar una gran intensidad emocional, plasmada con colores brillantes y gran libertad expresiva.
Son estas creaciones las que lo convierten en la gran figura del Romanticismo francés, estilo del que se consideran obras particularmente significativas La muerte de Sardanápalo y La Libertad guiando al pueblo. En ambas, las figuras dibujan una línea diagonal, que constituye el eje compositivo del cuadro, al estilo de Rubens, creando una intensa sensación de movimiento y vitalidad.
Su viaje a Marruecos en 1832 marca el inicio de su segundo período estilístico, en el que abundan los temas marroquíes (Mujeres de Argel), en composiciones mucho más pausadas aunque también típicas del Romanticismo por su carácter exótico y por el uso del color, que adquiere un protagonismo constructivo y compositivo inhabitual hasta entonces.
Al final de su vida se convirtió en el gran decorador de interiores de París, con obras relevantes para el palacio Borbón, el palacio de Luxemburgo, el Louvre y la iglesia de Saint-Sulpice. Fue uno de los personajes más ilustres de su tiempo, amigo de Charles Baudelaire y Victor Hugo entre muchos otros, y dejó un Diario que constituye una interesante y valiosa fuente de información respecto a su vida y su época.

La Libertad guiando al pueblo
(La Liberté guidant le peuple)
Eugène Delacroix, 1830
Óleo sobre lienzo • Romanticismo
260 cm × 325 cm
Museo del Louvre, París, Bandera de Francia Francia

"He emprendido un tema moderno, una barricada, y si no he luchado por la patria, al menos pintaré para ella."
Eugène Delacroix
El lienzo representa una escena del 28 de julio de 1830 en la que el pueblo de París levantó barricadas. El rey Carlos X de Francia había suprimido el parlamento por decreto y tenía la intención de restringir la libertad de prensa. Los disturbios iniciales se convirtieron en un levantamiento que desembocó en una revolución seguida por ciudadanos enojados de todas las clases sociales. No existió un único cabecilla. Por eso Delacroix representa a la Libertad como guía que conduce al pueblo. Tampoco está representada de una forma abstracta, sino que es una figura alegórica muy sensual y real.
El espectador sólo tiene dos posibilidades, el unirse a la masa, o el ser arrasado por ella. El pueblo es la unión de clases: se representa al burgués con su sombrero de copa y empuñando el fusil, al lado un andrajoso y un herido que pide clemencia a Francia. Al fondo aparecen brumas y humos de la batalla que diluyen un barrio francés bastante realista. A los pies de la Libertad un moribundo la mira fijamente indicándonos que ha valido la pena morir por ella.
El cuadro fue comprado por el Estado Francés en 1831, pero ante las críticas recibidas parece ser que fue devuelto al autor en 1839. Sin embargo, en 1848 el director de los museos nacionales lo reclamó, siendo entregado por el autor al año siguiente. Cuando se instauró el Segundo Imperio la tela pasó a formar parte de la reserva del Louvre, hasta que quedó expuesto en 1863, después de la muerte del autor. La obra se ha convertido en un icono universal de la lucha por la libertad.



Fuentes: http://es.wikipedia.org/wiki/La_Libertad_guiando_al_pueblo

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